Espacios iluminados con estilo
En iluminación nos encontramos con una gran diversidad de materiales y formas, como resinas, nailon, metacrilato o nácar. Los nuevos diseños inventan formas imposibles y ofrecen una luz personalizada a cada rincón y a cada estancia.
El cristal de las antiguas y espectaculares arañas de antaño, casi el único elemento decorativo de las primeras lámparas, se ha transformado de mil maneras. Ahora los diseños pueden adquirir formas caprichosas o servir para producir un efecto especial, combinado con materiales y colores que nos ayudan a personalizar nuestros espacios y a imprimir un carácter singular.
La iluminación ha sufrido grandes cambios conceptuales en los últimos tiempos, acordes con nuestras necesidades cotidianas. La mera función de iluminar para sustituir la luz natural ha desaparecido por completo ante las luminarias-esculturas que compiten con auténticas obras de arte por ocupar un rincón de la vivienda.
La luz pretende resaltar elementos arquitectónicos y convertirse, por sí mismas, en la auténtica protagonista.
Los materiales también se han convertido en una baza que ha traspasado el mundo de la estética. Se busca mezclar tradición y vanguardia. Así se recuperan clásicos como el latón, la porcelana, el aluminio, el hierro, el acero, el nácar o el cristal y otros de nueva generación como el metacrilato, naiIon, PVC, resinas, poliéster o policarbonatos. Y en cuanto a las pantallas, renacen las de tejidos naturales, como el algodón o la seda.
Los estilos también han evolucionado junto con la decoración y han dejado de ser inmutables. En pleno siglo XXI conviven las propuestas más imaginativas y las nuevas interpretaciones de formas y materiales clásicos, sobre todo los que recuerdan la década de los sesenta.
Para el techo
Desterrada la discreción para iluminar las estancias de una forma básica, en general desde el techo, se imponen tanto los colores aplicados al vidrio como los metalizados.
También las formas orgánicas y la inspiración natural, así como la exclusividad, reaparecen bajo formas artesanalmente trabajadas. Además de la evolución del diseño, la tecnología. También ha cambiado el concepto de estas lámparas de techo, que antes se disponían indistintamente en todo tipo de espacios. En cuanto a la luz, las lámparas de mercurio o de incandescencia de alta potencia, que propician una reflexión difusa, resultan adecuadas para las zonas de gran altura. En áreas altas pero poco espaciosas, por ejemplo escaleras, pueden servir las mismas aunque aquí la redistribución de la luz es más conveniente de forma horizontal.
La especialización de luminarias para todo tipo de espacios ha llevado a diseñar lámparas de grandes dimensiones ideadas para iluminar vestíbulos comerciales, galerías de arte e instalaciones. Para ello, los diseñadores optan a menudo por una pieza con personalidad que destaque en el espacio en el que se va a ubicar. Asimismo, las lámparas de techo han ganado en confort gracias a las nuevas técnicas aplicadas: desde el encendido inmediato y la eliminación de destellos a la posibilidad de emitir varios tonos de luz. También para el techo existen focos articulados que parten de una sola base para poder ser orientados en la zona que se quiera potenciar.
Luces de sobremesa
La diversidad de formas, estilos y materiales se ha trasladado también a las lámparas de sobremesa. Aunque su función original consistía en estar cerca del rincón de lectura, sobre la mesilla de noche o junto al televisor, sus aplicaciones y posibilidades han evolucionado. Además de procurar una luz cálida y puntual, su objetivo decorativo ha ido ganando relevancia. Así, sus dimensiones varían mucho en función de su diseño, y algunas lámparas de este tipo permiten situarlas en mesas, en el suelo, o en un rincón adecuado en un pasillo o el recibidor.
Su nueva función protagonista las convierte, a veces, en auténticas sustitutas del mobiliario. En este caso son una opción idónea para «vestir» zonas de nuestra casa que queremos mantener despejadas.
De pie y en movimiento
La iluminación de exposición o de realce, para subrayar aspectos de un interior, se ha transformado también para dar lugar a propuestas innovadoras: grandes pantallas sostenidas por un artístico trípode metálico o columnas geométricas con lamas orientables que cambian la dirección del haz de luz. La mayoría de estos diseños, a menudo de formas escultóricas, permiten iluminar no solo ángulos de una sala, sino muebles, estantes, cuadros, esculturas e incluso plantas. La tendencia apunta a diseños estilizados y ligeros que permiten una mayor portabilidad y flexibilidad. Algunos modelos incorporan pantallas o brazos extensibles y articulados lo que contribuye a que puedan ofrecer diferentes tipos de luz a varias zonas.
Asimismo, estas nuevas luminarias de pie posibilitan, gracias a sus generosas dimensiones (las hay de hasta casi tres metros), resolver la iluminación de interiores de gran altura.
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